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Eñes, acentos y espacios.

Desidia. Desideria.

No sé cuándo he perdido esa incapacidad de idealizar al otro, a los otros.

Al igual que me gustaría ser creyente, también quisiera volver a idealizar (era emocionante)

De inmediato me adelanto imaginando y agoto todas las posibilidades, reduciéndolas a un inminente y ordinario final;

 sea el final del día o de la noche, sea el ocaso en el baño o en la última morada, donde todos somos iguales (en la hasamanana, que diría Don Antonio, mi abuelo)

Valiente desidia.

¿Cómo puede hacérseme tan ridículo el sentido?

 Todo el que tengo es para vestir a mi desidia.

Claro que, eso es hoy, ahora.

Espero,

y quiero.

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